Por: Héctor Figueroa
03/04/2007
El proyecto anunciado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) que pretende extender el horario en escuelas primaria para agregar asignaturas y talleres de computación, inglés y ciencia, entre otros, quedará prácticamente en el papel como el compromiso número 65 de las acciones de los primeros 100 días de gobierno del presidente Felipe Calderón, pues no cuenta con la infraestructura para llevarse a cabo.
De acuerdo con datos de la SEP y del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), el Programa Nacional de Escuelas de Tiempo Completo no se podrá aplicar ni en el 1% de los colegios del país.
La secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, presentó el pasado 7 de marzo el proyecto que se pondrá en marcha en el próximo ciclo escolar en 461 escuelas de 12 estados del país. Sin embargo, de acuerdo con el INEE, el total de primarias en México es de 98 mil 178, por lo que dicho programa comprenderá sólo al 0.4695% de escuelas, es decir, no abarcará siquiera medio punto porcentual.
Además, en las bases de este programa se explica que este esquema se pretende llevar a las primarias antes de que concluya el sexenio, ante lo cual surge la interrogante de si los centros escolares del país tienen la infraestructura requerida para ofrecer clases de cómputo, música o lenguas extranjeras.
Según el Informe Anual sobre la Calidad de la Educación Básica en México 2006, editado por el INEE, 75.1% de las escuelas primarias de la República no tienen laboratorio, salón de cómputo, biblioteca escolar, sala de profesores y aula de educación artística, por lo que se infiere que el programa en cuestión tardará tiempo en concretarse a escala nacional.
El documento añade que las primarias públicas, principalmente las ubicadas en zonas indígenas y rurales, enfrentan en más de 40% problemas de infraestructura básica como techos y fachadas, así como construcciones en mal estado.
El programa abre otra interrogante más acerca de si los maestros tienen las bases para brindar otro tipo de asignaturas, tales como inglés, música y computación.El Programa Nacional de Escuelas de Tiempo Completo, presentado recientemente por la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, que pretende extender el horario de Primaria de las 8: 00 a las 16:00 horas, se aplicará en su primera etapa en menos de 1 por ciento de las escuelas del país, de acuerdo con datos de la SEP y del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).
Dicho plan, que busca ampliar el horario escolar en más de tres horas para incorporar talleres y clases de computación, inglés, educación artística, ciencia y deportes, entre otros, quedará prácticamente en el papel como el compromiso número 65 de las acciones de los primeros 100 días de gobierno del presidente Calderón, pues no cuenta con la infraestructura para llevarse a cabo.
El pasado 7 de marzo, la SEP presentó el proyecto que se pondrá en marcha en el próximo ciclo escolar en 461 escuelas de 12 estados del país; sin embargo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), el total de primarias en México es de 98 mil 178 por lo que el programa referido comprenderá sólo al 0.4695 por ciento de escuelas; es decir, no alcanzará a cubrir ni medio punto porcentual.
De acuerdo con las bases del Programa de Escuelas de Tiempo Completo, este esquema de enseñanza se pretende llevar a todas las primarias antes de que concluya el sexenio, ante lo cual surge la interrogante si todos los centros escolares del país tienen la infraestructura requerida para ofrecer clases de cómputo, música o lenguas extranjeras.
Según el Informe Anual sobre la Calidad de la Educación Básica en México 2006, editado por el INEE, el 75.1 por ciento de las escuelas primarias de la República no tienen laboratorio, salón de cómputo, biblioteca escolar, sala de profesores y aula de educación artística, por lo que se infiere que el programa en cuestión tardará tiempo en concretarse a nivel nacional.
"Este tipo de espacios son poco frecuentes, al menos en las modalidades del sector público, pues no forman parte de la infraestructura básica con que se dota a las escuelas primarias", establece el estudio del INEE.
El mismo informe añade que las primarias públicas, principalmente las ubicadas en zonas indígenas y rurales enfrentan en más de 40 por ciento problemas de infraestructura básicos como limpieza, pintura de muros, techos y fachadas, así como fisuras e indicadores visibles de construcción en mal estado.
"Existe una notable carencia de espacios físicos de apoyo a la enseñanza (…) Esta situación es mucho más acentuada en el nivel de educación primaria (…) Las mayores carencias en cuanto a infraestructura se observan en centros escolares asentados en comunidades de mayor marginación", apunta el informe.
El estudio subraya que "habrá que valorar la conveniencia de hacer modificaciones al modelo de infraestructura básica de las escuelas, principalmente de las primarias con el fin de incrementar los espacios físicos, pues ello resulta necesario a fin de contribuir a la formación integral de los alumnos", apunta.
Propone que deben continuar los esfuerzos por dotar a las escuelas de más equipos, apoyos pedagógicos y acervos bibliográficos, privilegiando su oportuna distribución en "aquellas modalidades y medios donde su carencia es más patente".
El Programa Nacional de Escuelas de Tiempo Completo abre otra interrogante más acerca de si los maestros de primaria tienen las bases para brindar otro tipo de asignaturas a los menores, tales como inglés, música y cómputo.
De acuerdo con el último informe del INEE, sólo el 55.9 por ciento de los maestros de nivel primaria en el país cuentan con el nivel de licenciatura o carrera magisterial.
Para expertos, la educación severa es nociva
Por Erica Mora erica.mora@nuevoexcelsior.com.mx
Aplicar castigos severos, que van desde los maltratos físicos hasta emocionales, si no se obtienen calificaciones de excelencia o no se cumplen con las tareas encomendadas, son medidas que no aseguran el aprendizaje del alumno, al contrario, provoca problemas psicológicos severos, aseguraron especialistas.
Consultados por Excélsior, los psicoterapeutas Jorge Esteves y Ernesto Palafox, así como la psicoanalista Alejandra Plaza, aseveraron que los sistemas educativos severos, en los que se imponen castigos para que "la letra con sangre entre", no garantizan el aprendizaje del alumno, y sí ponen en riesgo su salud mental, pues lo predisponen a que para obtener algo en al vida hay que sufrir.
Este diario publicó que las más de 4 mil adolescentes recluidas en la Villa de los Niños, en Chalco, Estado de México, son sometidas a un régimen educativo que incluye castigos, llamados por las monjas, "penitencias o regalos de Dios", que van desde correr descalzas o dormir en el corral de los borregos si no cumplen con sus labores encomendadas u obtienen calificaciones de excelencia, la mínina es nueve.
Jorge Esteves, especialista en psicoterapia gestal, indicó que los sistemas educativos extremadamente rígidos son contraproducentes, porque no garantizan el aprendizaje del alumno y lo dejan marcado de por vida, toda vez que lastiman su autoestima y lo condicionan a sufrir.
Entrevistados por separado, los tres especialistas coincidieron en señalar que para garantizar el aprendizaje, los sistemas educativos deben establecer reglas, y también un mecanismo de recompensas, que motiven al estudiante a comprender y aplicar lo aprendido, pero en ningún caso, estas reglas deben incluir castigos físicos ni descalificaciones.
Alejandra Plaza, del Instituto de Investigación en Psicología, subrayó que las alumnas sometidas a reprimendas físicas y mentales, como en el caso de la "Villa de los niños", " no crean una conciencia interna de lo que está bien o está mal, sino que sólo aprenden a evitar el castigo"
—¿Cómo establecer reglas sin caer en castigos severos?
—Se debe buscar un equilibrio. Tampoco se puede admitir un sistema educativo de absoluta libertad, pues, la educación requiere de establecer reglas, pero, contrario a lo que se piensa, éstas no deben ser impuestas.
Por su parte, Ernesto Palafox subrayó que el aprendizaje no depende únicamente del sistema educativo, sino que entran en juego otros parámetros, como es el coeficiente intelectual, diferente en cada persona, la alimentación que reciben y el entorno en el que viven, por lo que los castigos no garantizan un mejor nivel educativo.
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